En una era en donde lo personal es masivo y pareciera que lo privado disuelve sus fronteras, seguimos siendo gobernados por el ego. Eso que psíquicamente nos constituye en totalidad, olvidando que la totalidad de nuestro ser no es el ego. Es algo mucho más inmenso.
¿Cuántas personas necesitan para su supervivencia el constante reflejo del espejo/me gusta?
Es una de esas preguntas que no sé si tienen respuesta, pero que me gusta sacar de mi sistema y abrir al aire...
Expresar el corazón en un medio masivo en donde decis "a" y ya estás expuesto a centenares de personas es algo con lo que convivimos diariamente y ya desde hace unos cuantos años, pero hoy puse bajo la conciencia su magnitud. No se si me alcanzan las palabras para expresar lo que sentí, pero voy a intentarlo:
Dentro de este remolino comunicacional, encontrar expresiones del corazón es algo indudablemente bello y queda claro que la magia existe al leer un posteo que entra por los ojos y resuena instantáneamente con el pecho. Lo hace vibrar. Así como del lado de la sombra existe la magia de leer un posteo que resuena directamente con las viseras o aprieta el diafragma hasta dejar el abdomen hecho una piedra y -por consiguiente- un pecho desconectado de la emoción.
En definitiva es aprendizaje esta nueva forma de vincularse. Pura novedad todavía. Aunque estemos "acostumbrados" a las redes sociales, aún los cuerpos se están adaptando (o no) a este delirio al que están expuestos. De ahí me asusta pensar en la cantidad de dis-funciones que los cuerpos estarán expresando a este constante bombardeo audiovisual y que ni los mejores médicos tienen cómo nombrarlas.
Entonces, volviendo al corazón. Un posteo genera cantidad de emociones. Pero cada día veo más mensajes que dejan de ser expresados desde el cuore. Siento que muchos se corren de eje y los mensajes o imágenes ya dejan de ser latidos para transformarse en pura manipulación y ego. Donde en vez de poner a circular el corazón, se pone a circular una máscara que, lejos de poder derretir, se va haciendo cada vez más indestructible. Más cuando esa máscara se traduce en fotos, palabras, imágenes en movimientos, el constante indicar en dónde estoy, cómo estoy, con quién estoy, a quién me refiero, qué estoy comiendo, etcéteras... Hay -también- algo muy light en las palabras que constituyen esos mensajes y dejan de expresar honduras, como por ejemplo "compartir". ¿Cuánto ha cambiado el significado de esa palabra? ¿Cuánto compartimos realmente durante la última semana? Otra pregunta al aire....
Todo esto que observo no es ajeno a mi. Estoy tan inmerso en esto como cualquier persona que se vincula con una máquina. Lo expreso y al mismo tiempo lo paso bajo la conciencia y lo dejo circular...
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